miércoles, 12 de diciembre de 2007

It's the end of the world as we know it ("es el fin del mundo como lo conocemos" canción de REM)



Cuarto de noviembre. Angustia. Llueve. La cama sin hacer, la ropa por el suelo. Con la deliberada insuficiencia de un gesto el mundo acabó dos veces, una al cerrarse el libro por un golpe de viento sin tener la página marcada, la otra... la otra fue como un trueno, como un disparo, como la primera noticia de un hecho impresionante.

Sin embargo, ahora que el mundo se volvió loco y que todo fluye de un extremo a otro incontenible, desvelar un secreto que aflige equivale casi a los estúpidos comentarios de una cabra en sus diversos estados mentales, incluso cuando la cabra no tiene nada que decir, por eso no tiene sentido contarlo, y por ello dejaré que el mundo acabe con la parsimonia aparente del agua mansa que fluye.

Y aún así, al igual que los polos se atraen, todo tiene su contrapartida, y sé por ello que el Sol algún día secará la lluvia que borrará los recuerdos de encima de estas rocas... Menos mal que se me ocurrió apuntarlo, por si acaso. Que no se nos olvide. Mi secreto. Un recuerdo.

martes, 11 de diciembre de 2007

Las habas mágicas (?)





Ulises está que fuma en pipa. Justo después de arrojar algo de luz por la ventana sobre el asunto, y guardar el resto junto a la linterna del faro del Fin del Mundo, rojo de ira se aproximó a la figura que displicente estaba recostada en la hamaca que colgaba de lado a lado.

- ¡Capitán Nemo! ¡Jura que transportas las habas en potas!

- "Nemo plus iure transferre quod habere potes", querido - respondió el capitán con aire aburrido.

- ¡Pero júralo en un idioma que pueda entender, si no no me vale que lo repitas así, en esa lengua tan poco refinada!

- ¡Qué bruto eres a veces, Ulises! Anda y dame una naranja. Te dije que nadie puede transmitir lo que no posee, y yo no tengo habas, así que...

Ulises se volvió, examinando el horizonte desde la terraza, buscando claridad en sus ideas, algo definido, un hecho, un paisaje, un fragmento que diese sentido, que aportase una clave. Así, se embarcó en otro sueño.



jueves, 15 de noviembre de 2007

Si es que estamos hechos unos chavales!!

Pues sí, quince veces que estuvimos cantando "Yellow submarine" como si nada. Ya empezaba a pensar incluso en submarinos amarillos balanceándose sobre telas de araña con la gracilidad de elefantes de colores, y venga a llamar a otro y a otro, toda una flota que juntaríamos y la tela sin romperse...
Menos mal que el señor conductor que, como siempre, nunca se ríe, puso algo de cordura.

El mar, idiota, el mar, :)



La brisa mueve tu pelo en una tarde de verano (nos falta el calor y el sol, que ya se escondió tras las nubes), y el mar te cuenta sus historias con las olas que vienen de tan lejos.

Te miro y no me hace falta hablarte, flotas como el horizonte y te conviertes en infinita con él. Podría acercarme a ti, tocarte, abrazarte, pero te siento como la arena fina que se escapa entre los dedos. Y me gusta así. Te veo sin que me veas. Y no quiero romper esa magia. Te veo como si estuvieses lejos... y a la vez así, tan cerca.

Respiras hondo y yo sonrío. Ahora ya no llueve y pienso que ojalá aguante así, que ya nos mojamos bastante antes.

Tus ojos se mueven, ven esa nube con forma de hipopótamo, la otra de cocodrilo. Te das vuelta:

- ¡Qué callado estás! A ver si te vas a quedar dormido.

- No, qué va... ¿Qué tal?

- Guay

Yo sonrío sin que me veas y te dejo volver a ser infinita, mirando la orilla y el reflejo de la luz que poco a poco se apaga, oyendo las historias de ese mar que intenta conquistarte, y las olas que van y vienen, como un péndulo... y flotas allí, sobre el horizonte.

You've got a letter (Tienes una carta)

- A veces escribo cartas para no sentirme anclado
- ¿Y qué cuentas en ellas?
- Cosas sobre los sitios en los que he estado
- ¿Sitios como cuáles?
- La copa de un árbol, lo alto de un precipicio, y el faro en que estamos ahora.
- ¿Y los demás sitios?
- ¿Qué otros sitios? En otros sitios no he estado, o he estado de pasada, o sólo me los he imaginado.

martes, 7 de agosto de 2007

Por fin es viernes!!!

Bueno bueno, mi poema favorito (de los míos), espero que os guste... aunque hoy no sea viernes, claro, jejeje

Por si viernes a verme
hoy me he levantado pronto
y no me importó,
fue bonito ver amanecer.
Por si viernes a verme
traje de la lavandería
los sábados blancos limpios
para mi cama y ordené la habitación.
Por si viernes a verme
descolgué el calendario
y lo dejé escondido
bajo una caja de zapatos,
y escondí también
todos los relojes
en el fondo del armario,
bajo llave.
Por si viernes a verme
desconecté el teléfono
y he alquilado unas películas
antiguas
en blanco y negro
y he puesto cojines nuevos
para sentarnos en el suelo,
he tapado ese cuadro
que te incomodaba
y he puesto sobre él
una tela con una sonrisa
que, como yo dibujo tan mal
- ya sabes - ha pintado un amigo.

Por si viernes a verme
he llenado la bañera
con pétalos de rosa
sobre el agua tibia con sales,
que sé que tanto te gusta,
y en el toallero he dejado
dos salvavidas.
Por si viernes a verme
fui a comprar incienso
y patatas fritas.

Por si viernes a verme
he roto los espejos
he abierto las cortinas
y he limpiado el polvo
que tapaba ya las fotos viejas,
pero no abriré las ventanas
para que después no se escape tu recuerdo.

Por si viernes a verme
hoy no he llorado ni he reído,
sólo espero a que llegues
y me inundes con tu alba.

Por si viernes a verme
he comprado un disco
para bailar mientras hablamos
con las estrellas,
o simplemente escucharlo,
he cerrado todos los libros,
pero he dejado a mano
una pluma
y una página en blanco.

Y finalmente
como hoy no llueve
y en la calle casi no hay gente
porque ya empieza a ser tarde,
me iré a dar una vuelta
y después esperaré
en la acera de enfrente
mirando a la ventana,
porque prefiero no estar en casa
por si al final vas
y no viernes a verme...

lunes, 30 de julio de 2007

Tío Vital y la raposa


Qué tío el Tío Vital, que podría decir un amigo mío, porque vaya tío que está hecho, y su mujer ni os cuento.
Esta no es una historia de pasiegos como los de la foto, pero podría serlo... porque cuenta con su astucia y otras cosas que no vienen al caso ahora.
En todo caso, hoy toca cuento popular de la Tierruca, La Montaña, o simplemente Cantabria...
Está en versión bilingüe por un lado para demostrar que hay algo que todavía subsiste y existe de su dialecto, lengua o lo que sea, y por otro lado porque es mi homenaje a mi cultura, para que el que lo lea lo conozca.
Bueno, en azul está la versión en castellano que leereis todos, aunque espero que la que está en negro también os pique la curiosidad...
Espero que os guste, e Cantabria Arronti!!! (ánimo Cantabria!!!)
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Juera daque diya... juera daque diya Ti Vital cola su pareja güeys y el su carru, a escarcear maera’l Cuetu Sobresotu e, condu estaba acoloñandu los travaseros, jallóse que biya un más grandi que pesaba muchu y él engentu no era pa echalu rriba.
Nestu que da y embocicósi daque osu grandésimu q’andaba veldau cancia uyá, y apreguntóle si quiría que l’ajutara a asubir el maéru aquel nel carru. Ti Vital icióle que “güenu”, pos él ni podía col pesu.
Ocurrió un día... Fue un día Tío Vital con su pareja de bueyes y su carro, a buscar madera al Monte Sobresoto y, cuando estaba amontonando los tocones, se dio cuenta de que había uno más grande que pesaba mucho y él solo no era capaz de echarlo arriba (al carro).
En esto que se topó (encontró de frente) con un oso grandísimo que andaba oculto por allí, y le preguntó si quería que la ayudara a subir el madero al carro. Tío Vital le dijo que “bueno”, pues él no podía con el peso.
Piru ancués cargalu enti los dos, icióle l’osu a Ti Vital
- “pos alcora toldrás de pagame l’habeti ajutau”
- “¿cómu quiés que ti pague?” apringuntóu Ti Vital.
- “Toldrás q’apurrime daque güey pa gandumialu” acontestóle,
- “piru ¿cómu goyti apurrir daque güey? si te l’apurru ni poldré jarretar el mi carru leña a la mi casuca” golvió a icile Ti Vital.
Piru l’osu icióu
- “achisva, jarretas il carru cola leña a la tu casuca e ancués güelvesmi’l güey pa gandumialo”.
Y Ti Vital tuvióu q’avinisi a lo qu’el osu quiría, pos nu lo aquedaba más aquel.
Pero después de cargarlo entre los dos, le dijo el oso a Tío Vital
- “pues ahora tendrás que pagarme el haberte ayudado”
- “¿cómo quieres que te pague?” preguntó Tío Vital.
- “Tendrás que darme un buey para comerlo” le contestó,
- “pero, ¿cómo voy a darte un buey? Si te lo doy no podré llevar el carro de leña a mi casa” volvió a decirle Tío Vital.
Pero el oso le dijo
- “mira, llevas el carro con la leña a tu casa y después me devuelves el buey para comerlo”.
Y Tío Vital tuvo que avenirse a lo que el oso quería, pues no le quedaba más remedio.
Tan e mentris Ti Vital enacababa acoloñar la leña nel carru, l’osu acurrialgóse illí cerca, al asubiu un matu.
Nestu q’asomose daque raposa uyá por Llanillos, nel castru q’hoy tié’l llamatu’l “Castru la Raposa” y achisvólos uyá nel sitiu’l “Cargaéru los Carros”.
Estuvióu daque trancu achisvandu diteníamenti e, comu n’istaba mu sigura si’l bultu en sen al carru era u no daque travaseru, encetó a llamalu iciendu
- “Ti Vital, Ti Vital, ¿qué’s esu qui tién ái en sen al carru?”
Mientras Tío Vital acababa de amontonar la leña en el carro, el oso se tumbó allí cerca, a la sombra de un matorral.
En esto que se acercó una zorra allá por Llanillos, en el cerro que hoy tiene el nombre de el “Cerro de la zorra” y los vio allá en el lugar del “Cargadero de los carros”.
Estuvo un rato observando detenidamente y, como no estaba muy segura si el bulto aquel era o no un tocón, empezó a llamarlo diciendo
- “Tío Vital, Tío Vital, ¿qué es eso que tiene ahí junto al carro?”
Esti ni supía qué acontestála, piru l’osu icióle,
- “díla que daque travaseru”.
Asina mesmu jizu e la rispuesta no dijóu a la raposa mu cunvincía, e por esu icióle ella
- “si juera daque travaseru ya echaríalo usté al carru”.
Ti Vital asiguía acoloñandu los travaseros nel carru jaciéndose’l disintindíu, pos istaba futrau’l mieyu.
Este no sabía qué contestarla, pero el oso le dijo,
- “dila que un tocón”.
Así lo hizo y la respuesta no dejó a la zorra muy convencida, y por eso le dijo ella
- “si fuera un tocón ya lo echaría usted al carro”.
Tío Vital seguía amontonando los tocones en el carro haciéndose el despistado, pues estaba “cagado” de miedo.
Piru la raposa, que nu aparaba abadial e carpíyasi que juera l’osu, golvióu a llamálu jaciendu la mesma prigunta
- “Ti Vital ¿qué’s esu qui tién ái en sen al carru?” e daque otra vecera tuvióu la mesma rispuesta
- “daque travaseru”;
- “si juera daque travaseru ya li ajitaría usté el su jachu” acontestóle la raposa.
Astonzas l’osu icióle
- “jaz comu qui ajitárasmelu, piru no me lu ajites”.
Ti Vital escugióu’l su jachu, y arzándolu co toa la su juerza, alampólu daque jachazu a l’osu nel cabezal/penu dijándolu arreguciáu nel sitiu.
Pero la zorra, que no se quedaba tranquila y se temía que fuera el oso, volvió a llamarlo haciendo la misma pregunta
- “Tío Vital ¿qué es eso que tiene ahí junto al carro?” y otra vez tuvo la misma respuesta
- “un tocón”,
- “si fuera un tocón ya le clavaría/golpearía usted su hacha”, contestó la zorra.
Entonces el oso le dijo
- “haz como que me das con ella pero no lo hagas”.
Tío Vital cogió su hacha, y levantándolo con toda su fuerza, le dio un hachazo al oso en la cabeza dejándolo muerto en el sitio.(arreguciar significa morir, arruciagar significa matar, que aquí habría sido mejor poner arruciagáu)
Mu leticiegu porque bíase librau l’osu, Ti Vital llamó a la raposa pa que birlara. Cuerriendu polos aquellos panduscalis abaju, allegósi jast’ond’istaban e, condu achisvóu l’osu arruciagáu, la raposa apúsose mu contenta e icióu que, postu que graciucas a ella bíase podíu librar l’osu e apurrili’l güey, jostu juera qu’en rincompensa l’apurriera daque gallina colos sus pollucos pa gandumialos, pos tuviya mucha gazuza.
Muy contento porque se había librado del oso, Tío Vital llamó a la raposa para que bajara. Corriendo por aquellas pendientes abajo (panduscal es una pendiente irregular y con matorrales), llegó hasta donde estaban y, cuando vio al oso matado, la zorra se puso muy contenta y dijo que, puesto que gracias a ella se había podido librar del oso y darle el buey, sería justo que en recompensa la diera una gallina con sus pollitos para comerlos, pues tenía mucha hambre.
Él icióu que güenu, qu’en golviendu a la su casuca se los apurriría.
Él dijo que bueno, que en cuanto llegase a casa se los daría.
Piru... tan e mentris qu’istaba desacoloñandu los travaseros, la mujer de Ti Vital notóle daque ajurniáu e apriguntóle qué socidía. Astonzas él icióla lo que bía socidíu col osu e cómu graciucas a la raposa bíase librau l’osu e apurrili’l güey. Ancués icióla que metiera’n daque sacu la gallina e los pollucos pa jorricáselos a la raposa, qu’istaba asperandu a la “Campa’l Oteru”.
- “Hom, ni siás tochu –icióle la su mujer- apúrrela la pirria que temos geda colos pirriucos y ya quedá güen apañá”.
Onqui comprindía que la raposa bíalo jechu daque gran fevor e que tuvía d’estar agraicíu, e que bíaselos promitíu, a la final aquedó cunvincíu pola su mujer y enti los dos metierin la pirria e los pirriucos nel sacu, qui amarrarin bien con daque agún por riba pa que no eslaparan.
Y uyá asubióu Ti Vital col sacu al hombral, y apurrióselu a la raposa que ya istaba asperandu nel sitiu.
Pero... mientras estaba descargando los tocones, la mujer de Tío Vital le notó un poco agobiado y le preguntó qué ocurría. Entonces él la dijo lo que había sucedido con el oso y cómo gracias a la zorra se había librado del oso y darle el buey. Después la dijo que metiera en un saco a la gallina y los pollitos para llevárselos a la zorra, que estaba esperando en el “Campo del alto”.
- “Hombre, no seas tonto -le dijo su mujer- dale la perra que tenemos parida con sus perritos y ya va apañada”.
Aunque entendía que la zorra le había hecho un gran favor y que tenía que estar agradecido, y que se lo había prometido, al final su mujer le convenció y entre los dos metieron a la perra y los perritos en el saco, que amarraron bien con una cuerda por arriba para que no escaparan.
Y allá subió Tío Vital con el saco al hombro, y se lo dio a la zorra que ya estaba esperando en el sitio.
Diba la raposa tan leticiega col sacu a cuestas, que ni s’apurrióu cuenta la regudeña, piru condu diba asubiendu pola cambera riba, encetó a agoler l’aire arzandu’l jocicu e iciendu
- “por San Juan e por San Pidriu, agüel a barbas de pirriu”.
Asiguióu daque pocu e daque otra vecera golvióu a agoler e ició
- “ por San Pidriu e por San Juan, agüel a barbas de can”.
Y comu ya diba abracaná col pesu que jorricaba y amás istaba arreguciá gazuza, cudó que diba gandumiasi la gallina, piru al abertalar el sacu jallóse cola pirria y los pirriucos, que encetarin a acometela y pescarin a cuerrir tras della aguyandu y apurriéndola mascaños.
Iba la zorra tan contenta con el saco a cuestas, que ni se dio cuenta del engaño, pero cuando iba subiendo por el camino arriba, empezó a oler el aire levantando el morro y diciendo
- “por San Juan y por San Pedro, huele a barbas de perro”.
Siguió un poco y otra vez volvió a oler y dijo
- “por San Pedro y por San Juan, huele a barbas de can”.
Y como ya iba exhausta con el peso que llevaba y además estaba muerta de hambre, pensó que iba a comerse la gallina, pero al abrir el saco se encontró con la perra y los perritos, que empezaron a atacarla y echaron a correr detrás de ella ahuyando y dándola mordiscos.
Y diz que, tan e mentris diba cuerriendu pola cuesta riba, la raposa diba iciendu
- “riba trás, riba zancas, que nesti mundu tó güélvinsi trampas”.
Y colorín coloráu... pola chimenea asúbisi al tejáu.
Y dicen que, mientras iba corriendo por la cuesta arriba, la zorra iba diciendo
- “arriba culo, arriba patas, que en este mundo todo se vuelven trampas”
Y colorín colorado... por la chimenea se sube al tejado.

lunes, 16 de julio de 2007

Los hombres no lloran... o sí?


Cuando el capitán acabó la historia, sólo se oía el crujir de la madera y de los cabos al vaivén del agua. Sólo Pick, hombre de pocas palabras y tantos años como olas tiene la mar, asentía casi imperceptiblemente mirando de reojo como siempre, con el parche -que tan orgulloso lucía- levantado, y echando el humo de su pipa entre los dientes de medio lado.
- Y así debe ser - afirmó finalmente y a modo de sentencia el capitán con su voz atronadora - porque así me lo contaron.
Esa noche Sam tenía el segundo turno de guardia allá subido, con la única base del mástil, con la única compañía de las velas, enrudecido por la larga travesía que llevaban, casi tres meses de navegación, seis abordajes y sólo cinco noches en puerto, pero él no desfallecía, quería ser uno más de aquellos hombres encurtidos y encallecidos en mil batallas por todo el Caribe y ganarse su respeto y admiración.
Es así que bajó a cubierta en el cambio de turno, ávido hasta el alma, por mil demonios de los que habitan los arrecifes, de un trago de ron, y no obstante con la extraña sensación de haber notado cierto gimoteo en Rack, su sustituto en la vigilancia.
O quizá era la niebla, esa dama blanca que como un fantasma tanto engaña...
Más extrañado se quedó al llegar a cubierta y ver a toda la tripulación junto al capitán bebiendo en silencio o cabizbajos, alguno incluso enjuagándose la cara.
Fue a decir algo pero Little Penny le hizo un gesto para que callara y le indicó el camino de la cocina. Allí Little Penny le asió del hombro y le dijo “ten cuidado con lo que dices, el capitán se ha puesto a contar historias de su niñez, ha contado la de su mascota, otra vez, y ya sabes cómo es esto”.
Acto seguido le alargó el vaso de madera con un cacillo de ron, y Sam tras encogerse de hombros resignado se fue a llorar nostálgico con sus compañeros y ese capitán temible de barba negra...

Encuentros "dimensionales" en fases extrañas...


No es muy usual que hoy día un hombre provisto de traje oscuro, bombín y paraguas en la mano observe tan fijamente un agujero en plena calle.
Desde luego tampoco es usual que a su vez otro hombre se fije en este primero y se coloque a su lado mirando el mismo agujero con aire circunspecto.
Tras haberse unido un repartidor, un mecánico, un hombre de negocios, un chico que hacía footing y dos policías que alarmados se acercaron ante la eventualidad de algún suceso, la paloma que se posó en el alféizar de la ventana vio que, como es usual, la frutera de la esquina tuviese curiosidad y quedase hipnotizada por tan extraña cosa.
De repente el agujero, como si iniciase un bostezo, se abrió un poco.
Un autobús de turistas paró allí mismo y todos bajaron a observar con sus pantalones cortos y sus cámaras de fotos... y el agujero creció un poco más, aunque todos permanecían en el borde inmóviles y mudos, alguno boquiabierto, mirando.
Un general fue hacia allí por no se sabe qué rumores que circulaban, y en cuanto encontró un hueco entre tanta gente, ya había más de quinientas personas, todas en silencio, se quedó perplejo observando.
En fin así todo el día. Para media tarde el agujero en plena madurez había llegado a un tamaño de estanque y no se veía el fondo. Aún así estaba totalmente rodeado de gente.
A todo esto pasó un ciego a duras penas chocando su bastón entre tanta pierna. Simplemente dijo extrañado “¿pero qué es esto?” y el agujero, dió un respingo, y se cerró. Con toda aquella gente dentro. Sin un grito. Sin un ruido. Como si nunca hubiese pasado.
El ciego siguió caminando un poco más, ignorante de todo ello, y tropezó con un hombre al que se le calló el bombín. No es muy usual que hoy día un hombre provisto de traje oscuro, bombín y paraguas en la mano tropiece con un ciego que lleva bastón en plena calle. El hombre del traje oscuro, recogió del suelo su bombín del suelo recibiendo la disculpa correspondiente pero, en lugar de contestar al hombre ciego, se quedó apoyado en su paraguas con una mano, la otra en el bolsillo de la chaqueta de su traje y se quedó observando fijamente un pequeño agujero que había allí, en plena calle.
El ciego simplemente se encogió de hombros y siguió su camino.

La isla del tesoro

(Se lo dedico a mi fiel amigo Robert Louis Stevenson, compañero de aventuras...)

Martín Gaviota, tumbado en su hamaca de hojas de palmera, viendo la playa vacía a un lado, la playa vacía al otro, disfrutaba de su isla desierta a la sombra de un cocotero y cantando canciones en inglés.
De repente se quedó callado. “No me gusta la ropa que llevo” piensa, y apunta en su cuaderno imaginario de bitácora “Calma chicha. Con una niebla tan densa no ha sido difícil. He dibujado el mapa del tesoro en una mañana”.
Después ha seguido anotando, esta vez en el de verdad, una serie de hechos, pero escribiendo cada vez una letra menos de cada palabra, hasta que la hoja se quedó en blanco, y entonces dibujó una ballena.

miércoles, 11 de julio de 2007

El placer de ser uno mismo "con su mecanismo"

A Benito le gustaban los domingos porque podía descansar tranquilamente, estirando las piernas encima de la mesa y haciendo de la pereza una virtud.
Sin embargo el resto de la semana siempre es otra cosa. Por ejemplo los lunes le gusta ser Napoleón invadiendo Prusia y llevando el Código Civil francés, modelo de progreso social y fuente de toda santidad revolucionaria ("capitidisminuciones" en La Bastilla incluidas) en la alforja de su caballo.
Los martes – como todo el mundo sabe el peor día de la semana – sin embargo le gusta ser bucanero altruista y defensor de los débiles, apuesto, gentil, y conquistador de tesoros y de damiselas en apuros, sable en ristre.
Los miércoles siempre se siente náufrago en tierra de nadie, mirando la copa de los árboles, el horizonte que se desdibuja curvado, y los pájaros que hacen juegos malabares.
Los jueves es un gran chef con carácter insoportable de pintor modernista y con un toque (para engañar a los críticos) de dadaísmo y pimienta.
Los viernes, ah los viernes... Livingstone supongo, viajando por el Congo, pensando en el Nilo, arrebatado por la espesa jungla y perseguido por la malaria en el jardín o en la cocina.
Los sábados primeros del mes es futbolista de primera, después los otros se siente más nostálgico, así que lee los titulares de los periódicos en busca de noticias aparentemente irrelevantes que enmascaran mensajes cifrados en códigos secretos, y limpia la casa por completo para comprobar la inexistencia de micrófonos ocultos.
Y sin embargo, a Benito le gustan los domingos porque puede descansar tranquilamente, estirando las piernas encima de la mesa y haciendo de la pereza una virtud, siendo sólo Benito, el vecino del quinto A, y pensando quizá en quién va a querer ser el día de mañana, lunes otra vez...

martes, 26 de junio de 2007

Pesimismo versus optimismo simplificado al absurdo


Hay diálogos de películas gloriosos, por ejemplo el final de "Con faldas y a lo loco", algunos de los Hermanos Marx, no olvidemos a la adorable Amelie Poulain y su destino... y hasta de los Monty Pyton en "La vida de Brian" y el de las golondrinas de "Los caballeros de la mesa cuadrada", estos todos entre las comedias... Y hoy os reviento un poco una peli que me encanta (Kelly's Heroes en inglés, traducida por no sé quién pero tiene mérito la cosa como Los violentos de Kelly...) y dejo aquí este entre Oddball (Donald Sutherland), un hippy alocado (en la primera foto se ve bien su "hippismo") en medio de la Segunda Guerra Mundial, y Moriarty (Gavin MacLeod), un pesimista reconcentrado que pilota un tanque, justo en el momento en que planeaban el robo de un banco tras las líneas enemigas con sus amigos Clint Eastwood, Telly Savallas y otros, en una peli antibelicista con un reparto genial, os la recomiendo...
(Oddball)- ¿No hay un puente de ferrocarril?
(Moriarty)- "Jei"
(Oddball)- Pues estupendo, nos lanzamos sobre la vía y después sobre el puente...
(Moriarty)- Y luego sobre el puente... ¡Claaaro! ¿Y si el puente no está allí? ¿Eh?
(Oddball)- Hombre... no me vengas tan temprano con tus estupideces... Piensa que el puente estará allí, eh, y allí estará. Es un bonito puente, y lo necesitamos... y tiene que estar allí. ¿De acuerdo?
(Moriarty)- De acuerdo jefe.
(Oddball)- Pues hala...
[....]
(Y cuando llegan al famoso puente...)
(Oddball)- ¡Aún sigue en pie! [risas de todos, hasta que ven un par de aviones que lo bombardean] No... ya no... [minipausa] ¿Ves lo que ha hecho tu mala sombra, Moriarty...?
(Moriarty)- Yo no tengo la culpa, Oddball, no he hecho más que alimentar buenos pensamientos sobre ese puente desde que salimos.
(Oddball)- Pues muy sencillo, ahora tendremos que ir a buscar otro puente.
(Moriarty)- ¿Y dónde vamos a encontrar ahora otro puente?
(Oddball)- Ya ha vuelto a aparecer el cenizo de siempre... Hay que tener fe, muchacho, hay que tener fe... anda...
.................
[hablando sobre enfrentarse a unos tanques tipo "tigre"]
(Moriarty)- Pero ¿os habéis vuelto locos? Cuando estuvimos en Bocage fuimos arrollados por esos tigres ¿sabéis lo que quiere decir arrollados? ¡Pues quiere decir arrollados!

(Oddball)- ¿Por qué lo echas todo a perder con tu mala sombra?... ¿Por qué no comentas lo bonito que es todo?... ¿Por qué no dices algo que suene agradable, lleno de esperanza, para cambiar?

(Moriarty)- ¡Al cuerno!
...........

[Oddball respondiendo a la propuesta de un plan descabellado]- Je je je, ¡estás loco! Con esa confianza que tienes ha de salir bien, no puede fallar, ¡Adelante!

lunes, 25 de junio de 2007

chuches chachis


Ramón, el vecino del quinto, saca a su perro a pasear. El perro bosteza y mira a su amo con pena. Ramón no bosteza, tirita a ratos y mira a su perro con envidia de la mata de pelo que este último viste cada mañana fría de invierno.
Lucas, el perro, consigue zafarse y da un ladrido, dos, otro más, alza las orejas y echa a correr, se mete entre los bardales, se pone a escarbar y cuando sale está marrón oscuro en lugar de blanco con pintas...Ramón mira a su perro con enfado, con esa mata de pelos y lo que costará lavarlo. Lucas, el perro, mira a su amo con felicidad, encontró un caramelo enterrado.

luces!! y.... acción!!

Pues bien, por primera vez escribo aquí, y supongo y espero que será un pequeño tecleo para el escribiente pero un gran "paso" para la "bloggeridad". Mentira, no lo pienso.


Pero sí podría decirse que una vez que acabe esto y lo deposite en el blog como un libro de esos del bookcrossing en un parque, que yace solitario hasta que una mano amable lo coge, hasta que unos ojos curiosos lo examinan y hasta que un espíritu inquieto se lo lleva a casa para leerlo, pues una vez que acabe será como una especie de pérdida de la virginidad "bloggera", como un punto de inflexión sin vuelta atrás, y como un telón que se sube y me deja al descubierto en un escenario como todos, en que sólo se ve una luz que enfoca a tus ojos, y un vacío negro lleno de carraspeos, de movimientos en las butacas y de atención a lo que ocurre... porque en cierto modo me dejará al descubierto... y da un poco de vértigo...


Vale ya de introducciones, pasemos a los agradecimientos: primero a la luz de los días, a los gatos y los perros, a una mujer estresada que está hasta los ovarios, a las gominolas y las princesas de cuento, a los cometas y las cometas, a Amelie Poulain, y al papamoscas de la catedral de Burgos, la rana de la casa de las conchas y el astronauta de la catedral de Salamanca, a mi Tierruca y a todo aquello de lo que me olvido, a un par de recuerdos, a un punzamiento en la costilla, a un paisaje infinito, a la cumbre de una montaña y a una manzana recién cogida del árbol.


Y una vez dicho eso, aquí termino con una invitación a todo el que de paso o invitado pose sus ojos en estas líneas, para que disfrute si puede de lo que quiera, de historias inventadas, de sueños inacabados y de mentiras imposibles...


Un saludo y arronti/ánimo!!